15 de febrero de 2014

EL NEXO


-¿Se enteró?, me dice, apuntándome al estómago con el periódico doblado. Y de manera inclemente fue relatándome los detalles con sobrada espectacularidad.

El supuesto crimen me hechizó. Durante semanas, la vieja y yo seguimos con creciente morbosidad los detalles del crimen publicados en el Extra.

Una tarde, al pasar por la Administración y preguntarle cómo andaba el asunto, ella, desde la ventana, me contestó:

-Capturaron al asesino: se declaró culpable.

- ¡Vaya! -exclamé-. Pero, ¿cómo lo descubrieron?

-Su letra, su maldita letra de médico en una libreta de apuntes.

No quise escuchar más. Era innegable. Todos los crímenes se revelan por lo mismo de siempre: el nexo. Mientras subía escalón por escalón escuché la voz de la vieja.

-Al final, doctor, vendrán por nosotros.©

2 comentarios:

  1. Muy bueno ese final.
    Los nexos como pistas acaban por designar los posibles autores de las pequeñas y grandes cosas.

    Un cordial saludo.

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  2. Cada día tiene su propio afán y nosotros nuestras propias angustias. ¿No crees?

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