Supongamos que hablo de mí, que
tengo algunos años, que vivo aquí y en ninguna parte que equivale a decir lo
mismo, es decir, en cualquier lugar.
Admitamos algunos vicios,
escasas cosas buenas las más parecidas a mí, como cualquier otro. Ubiquemos
unas cuantas mujeres pasadas y una vida por continuar. Escribamos, porque así
los papeles dicen, que estudié y que sigo estudiando y que llevo ciento de
hojas desgastadas en letras que nadie lee.
Situemos un país que no fue y
uno que quiere ser y yo en el medio queriendo ser. Apostemos que me llamo y me
llaman el que nunca fui. ©Guillermo Castillo.
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